Friday, December 26, 2008

Fear and loathing in Las Vegas


Paso nada menos que un año para que pudieramos ver la última realización "Fear and loathing in Las Vegas" del ex-Monty Python Terry Gilliam(Pescador de ilusiones, Brazil, 12 monos, etc.). Un comedia aberrante, no en algún sentido peyorativo, sino, en esta especie de distorción visual que nos intenta mostrar de la mano de drogas, Las vegas y mucho talento.

Basada en la novela del escritor norteamericano Hunter S. Thompson, escritor que en su momento supo agitar las aguas con sus instrospecciones y viajes al interior del mundo de las drogas que se derramaban en los psicodélicos años '70, sólo con el fin posterior de criticarlos. En síntesis lo que hoy, en los '90 vendría a ser un "cockail" de drogas servido discretamente en alguna disco VIP de la Sunset Boulevard presentado como receta en algún talk show matutino con la correspondiente autocrítica del arrepentido. La película se presenta como una disparatada "road movie" que no se restringe en ninguna mala palabra o en alguna manera de ingerir drogas o en el bastardeo de algún ícono norteamericano.

En un fin de semana, durante el trayecto que separa a California de Las Vegas, Raoul Duke y su abogado se tropiezan con una valija repleta de merca-ncia no legal y adictiva. Hay muchas y de todo tipo. Ellos no dilapidan el tiempo y la carretera se estira a los pies de un convertible conducido por un hombre semicacalvo y su acompañante, a los que se les dió vuelta la cabeza tras ingerir determenidas sustancias químicas alucinatorias y prohibidas.

Este es tal vez el viaje más extraño y distorcionado que haya podido filmar director alguno, tomando como eje las drogas y la cultura pop de los "florecientes" años '70. Gilliam se divierte. Por si no se entendió, "Gilliam se divierte". Indudablemente sabe qué filma porque vivió aquellos años del auge de la libertad a ultranza y del uso exploratorio de drogas y el amor libre. Con lentes apropiadas, planos precisos y una música ad hoc, reproduce las alucinaciones y convulsiones -verbalmente inexplicables- que produce el uso de estas sustancias. Depp resulta tan extraño como creíble, y Del Toro se asemeja a un Tom Waits panzón no tan bien como en otros papeles pero adecuado.

Gilliam uitilizó una compleja adaptación para volver a la pantalla. Aunque creo francamente que nunca le importó demasiado lo que diga el resto de los mortales, una forma bastante coherente y respetable de moverse en este mundo.

Esta película está cuidadosamente bien filmada y es divertida. Pero indiscutiblemente no es recomendable para todos. Hay risas, hay imágenes inolvidables, hay guiños deliciosos al conocedor; y la incertidumbre por saber cuál será la próxima locura te mantiene a la espectativa. Sólo para conocedores y fanáticos, de Gilliam por supuesto.

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